Eslogán conmemorativo del 25 aniversario |
En 2013 se cumplen 25 años de la primera
exposición de las Edades del Hombre, la fundación y la Junta de Castilla y León
han decidido promocionar la efeméride bajo el eslogan 25 años construyendo identidad, sin embargo resulta complejo
extraer cuales son los puntales identitarios que ha erigido las Edades del
Hombre en pro de la comunidad autónoma de Castilla y León, especialmente tras
observar la última muestra.
Las Edades del Hombre nacieron como respuesta
a la necesidad de poner en valor el riquísimo legado cultural de las diócesis
de Castilla y León. Las primeras muestras destacaron por su ruptura con el el
modelo de gestión común del patrimonio eclesiástico, buscando nuevos horizontes
en el aprovechamiento cultural del arte sacro. La sucesión de arcaicas vitrinas
de los museos conventuales y catedralicios, plagadas de enseres litúrgicos abandonados
tras la reforma del Concilio Vaticano II, daba paso a las intervenciones en las
grandes catedrales castellanas, el descubrimiento del patrimonio de las áreas
rurales y sobretodo la demostración de que una muestra de temática religiosa
podía estar en la vanguardia de la programación cultural de nuestro país.
San Juan Bautista. Salvador Carmona ca. 1743 |
La edición 2013 forma parte del denominado
segundo ciclo de las Edades del Hombre, por abandonar las sedes diocesanas y
situar las muestras en ciudades históricas. Esta pretendida descentralización de Las Edades no ha
logrado sin embargo incentivar el turismo cultural en estos entornos ni ha
supuesto una puesta en valor del patrimonio religioso de las zonas rurales que
han acogido la muestra, debido sin duda a que seis meses de reclamo turístico
no bastan para implantar un modelo de gestión turística y cultural.
Credo, nombre que recibe la exposición
planteada en 2013, comienza en una coqueta plaza castellana con edificios de
ladrillo y trama de madera, soportales y un castizo suelo empedrado, un entorno
idílico salvo por el acceso. Llegar hasta la primera iglesia de la muestra
supone recorrer gran parte de la trama urbana de la localidad sin apenas señal
ni referencia. Y es que Credo es ante todo un recorrido por Árevalo, ya que las
piezas se reparten por tres sedes a las que hay que añadir la Casa de los
Sesmos donde se ubican las taquillas y la tienda. A pesar de ello la intervención
en el urbanismo de la ciudad se limita a unos reposteros publicitarios, la
sucesión de los carteles de las ediciones anteriores y una obra del renombrado
Antonio López, Carmen dormida, que
resulta tan descontextualizada que no parece parte de la exposición.
La idea de alejar las Edades de las
catedrales y concatedrales obliga a situar la exposición en varios templos de
reducido tamaño, cortando el discurso y dificultando la comprensión del mensaje
que encierra cada propuesta expositiva. En el caso de Árevalo el recorrido
resulta intermitente al tener que visitar hasta tres espacios, especialmente
porque el último y principal en cuanto a volumen expositivo se encuentra a una notable
distancia, rompiendo la sucesión de ideas que encierra el Credo y que la
muestra pretende reflejar. Lo reducido de los templos también provoca que las
sedes por separado den idea de una exposición breve y escasa de piezas y
contenido. El primero de los templos, la iglesia de Santa María, acoge solo ocho piezas y un audiovisual de
difícil interpretación y que a pesar de su calidad difícilmente sirve de
prólogo a la exposición, sin embargo se trata de un templo cuyos valores
artísticos bien valen una visita, especialmente la decoración pictórica de su
ábside.
Juicio Final s. XVI. Iglesia de San Nicolás de Bari, Burgos |
La última edición de las Edades del Hombre
pone de manifiesto algo que lleva señalándose ya varios años, el agotamiento del
modelo. El baluarte Edades no
responde ya a los criterios de calidad e innovación con los que nació en el año
1988, y en parte puede deberse a lo ajustado de los tiempos y lo reducido del
presupuesto. Las Edades empiezan a reducirse al justificante de una serie de
restauraciones de bienes muebles e inmuebles con dinero de la Junta de Castilla
y León que una vez al año se exponen en un núcleo de población con varias
iglesias y con una excusa temática. Su obligatoria anualidad, la decisión de alejar
la exposición de las principales ciudades y el miedo a ahondar en la carga
teológica de las piezas han generado en los últimos años muestras muy
descafeinadas. Las Edades del Hombre han pasado de ser una oferta cultural de
referencia a nivel nacional a la excusa para el turismo de fin de semana de
Madrid, al que cada año le señalan que nueva zona de Castilla y León pueden
visitar con la excusa de la anual exposición de arte sacro local.
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